La inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez ha sido un tema de gran interés y controversia en Perú, especialmente tras la suspensión de su apertura en dos ocasiones. Con la fecha del 30 de marzo como nueva meta, surgen interrogantes sobre si se cumplirán los plazos y si el aeropuerto estará completamente operativo. Sergio Ocampo, gerente de Construcción del aeropuerto, ha compartido detalles sobre el estado actual del proyecto y los desafíos que enfrenta.
Uno de los puntos más destacados por Ocampo es que el 0,6% de la obra aún no está finalizado, pero asegura que esto no es crítico para el inicio de operaciones. «No está dentro de nuestros objetivos llegar a un 100% de culminación de los trabajos. Nunca lo ha estado», afirmó. Este enfoque se basa en la modalidad de construcción ‘fast track’, que permite realizar pruebas de seguridad y operaciones en paralelo a la finalización de la infraestructura.
Sin embargo, la falta de familiarización con este concepto ha generado confusión entre los gremios y el ente regulador, Ositrán. Ocampo explicó que muchos cuestionamientos provienen de una interpretación errónea de cómo funciona este tipo de proyectos, donde las pruebas operativas pueden llevarse a cabo antes de que la construcción esté completamente terminada.
A pesar de las afirmaciones de Ocampo, el informe de Ositrán ha señalado varias observaciones, no solo sobre la infraestructura, sino también sobre la falta de permisos y licencias necesarios para operar. Uno de los permisos más críticos es el de Osinergmin, relacionado con la planta de combustible del aeropuerto. Ocampo indicó que se realizaron pruebas finales de esta planta y que los resultados fueron positivos, lo que les permite esperar la obtención del documento en los próximos días.
El proceso de pruebas operativas, conocido como ORAT, se ha llevado a cabo en varias etapas desde finales de febrero. Estas pruebas están diseñadas para simular un día normal de operaciones en el aeropuerto, utilizando cadetes del Ejército y de la Policía Nacional como pasajeros simulados. Sin embargo, algunos gremios han criticado la falta de una prueba integral que involucre a un mayor número de personas, argumentando que esto es esencial para estresar adecuadamente el sistema operativo.
Ocampo ha defendido el enfoque actual, afirmando que no es necesario realizar pruebas con más de 1,500 personas, ya que la tecnología utilizada permite generar datos predictivos sobre el funcionamiento del aeropuerto. Además, se han implementado sistemas de gestión de riesgos que, aunque aún requieren algunas funcionalidades menores, están operativos y garantizan la seguridad de las operaciones.
La situación del nuevo aeropuerto es un reflejo de la complejidad de los proyectos de infraestructura en Perú, donde los plazos y la calidad de las obras a menudo se ven comprometidos por diversos factores. A medida que se acerca la fecha de inauguración, la presión aumenta sobre los responsables del proyecto para asegurar que todo esté listo y funcionando adecuadamente.
La comunidad y los futuros usuarios del aeropuerto están a la expectativa, no solo por la inauguración, sino también por la calidad del servicio que se ofrecerá. La transparencia en la comunicación entre los responsables del proyecto y los entes reguladores será clave para generar confianza y asegurar que el nuevo Aeropuerto Jorge Chávez cumpla con las expectativas de seguridad y eficiencia que se esperan de una infraestructura de esta magnitud.