El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un incremento significativo en los aranceles aplicados al acero y al aluminio provenientes de Canadá, elevando la tasa hasta un 50%. Esta decisión se produce como respuesta a la reciente medida adoptada por la provincia de Ontario, que ha incrementado en un 25% el costo de la electricidad que suministra a Estados Unidos. La implementación de estos nuevos aranceles comenzará el 12 de marzo, lo que podría tener repercusiones importantes en el comercio entre ambos países.
En un mensaje publicado en su red social Truth Social, Trump explicó que la decisión de aumentar los aranceles es una reacción directa a la política energética de Ontario. «Con base en que Ontario, Canadá, ha impuesto un arancel del 25% sobre la electricidad que entra en Estados Unidos, he ordenado a mi secretario de Comercio que añada un arancel adicional del 25% hasta el 50% sobre todo el acero y aluminio que llegue a Estados Unidos desde Canadá», afirmó el mandatario.
Este aumento en los aranceles se suma a los ya existentes del 25% que se aplicarán a las importaciones de acero y aluminio de todos los países, afectando especialmente a Canadá y México, que son los principales exportadores de estos metales a Estados Unidos. La medida también se extiende a otros países como Brasil, Japón, el Reino Unido y naciones de la Unión Europea.
Además de los aranceles, Trump ha anunciado que declarará una «emergencia nacional sobre la electricidad» en los estados de Nueva York, Míchigan y Minnesota, donde se estima que 1.5 millones de hogares se verán afectados por el incremento en los precios de la electricidad. Esta declaración le otorgaría poderes ejecutivos adicionales para abordar la crisis, aunque aún no está claro qué acciones específicas se tomarán.
En un contexto más amplio, Trump también ha amenazado con incrementar los aranceles a los automóviles y partes que ingresen a Estados Unidos a partir del 2 de abril, a menos que Canadá elimine los aranceles que mantiene sobre productos estadounidenses. Según el presidente, los aranceles a la industria automotriz podrían «cerrar permanentemente el negocio de fabricación de automóviles en Canadá». Trump ha argumentado que los vehículos pueden ser fabricados fácilmente en Estados Unidos, sugiriendo que la producción automotriz canadiense es innecesaria.
La situación se complica aún más por los altos aranceles que Canadá aplica a productos lácteos estadounidenses, que pueden alcanzar entre el 250% y el 390% una vez que se supera una cuota anual de importación. Esta política ha sido objeto de críticas por parte de Trump, quien ha exigido su eliminación como condición para no imponer aranceles al sector automotor.
En un tono provocador, Trump ha insinuado que la solución a las tensiones comerciales podría ser la anexión de Canadá a Estados Unidos, sugiriendo que esto eliminaría todos los aranceles y facilitaría una relación más armoniosa entre ambos países. «Lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en nuestro querido estado número cincuenta y uno», escribió, provocando reacciones negativas en Canadá, donde muchos ciudadanos han respondido con el lema: «Canadá no está en venta».
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Canadá han sido un tema recurrente durante la administración de Trump, quien ha utilizado políticas proteccionistas como una herramienta para negociar mejores condiciones comerciales. Sin embargo, estas medidas también han generado críticas por sus posibles efectos adversos en la economía y en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
A medida que se acercan las fechas de implementación de estos aranceles, la comunidad empresarial y los analistas económicos están atentos a las posibles repercusiones en el mercado y en la industria, especialmente en sectores que dependen de la importación de acero y aluminio. La incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá continúa siendo un tema candente en la agenda política y económica.