La reciente filtración de conversaciones entre Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), y Pablo Betancourt, agente del exentrenador Jorge Fossati, ha desatado una ola de críticas en el ámbito deportivo peruano. En estos chats, Lozano solicita entradas gratuitas para los partidos de la selección nacional, lo que ha generado un gran revuelo en las redes sociales y entre los aficionados al fútbol.
Las conversaciones, publicadas por un semanario local, revelan cómo Betancourt promete a Lozano enviarle un jugador uruguayo ‘bonificado’ si su equipo, Juan Pablo II, logra ascender a la Liga 1 en 2025. Este tipo de intercambios ha sido calificado por muchos como un claro ejemplo de corrupción y falta de ética en la gestión del fútbol peruano.
Eddie Fleischman, un reconocido periodista deportivo, no tardó en expresar su indignación a través de su cuenta de X (anteriormente Twitter). En su mensaje, Fleischman critica tanto a Lozano como a Fossati, sugiriendo que la convocatoria de Christian Cueva a la Copa América está relacionada con estos intercambios. «Viendo cómo actúa el sujeto, entendemos que Fossati lleve a Cueva, representado también por Betancourt, a la Copa América aún sin tener equipo, para poderlo colocar y probablemente repartir dinero», afirmó.
Además de las solicitudes de entradas, los chats también incluyen conversaciones entre Lozano y un barrista del club Juan Aurich, donde se discuten campañas para desprestigiar a otros clubes. Este tipo de comportamiento ha llevado a Fleischman a cuestionar la integridad de la FPF y a sus miembros, a quienes califica de «lornazas» por no actuar ante estas irregularidades.
La situación se complica aún más con el reciente fallo del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) sobre la apelación de Deportivo Binacional, que busca regresar a la Primera División. Fleischman señala que la resolución del TAS podría beneficiar a Juan Pablo II, el equipo de Lozano, lo que plantea serias dudas sobre la imparcialidad de su gestión. «‘Tin tin’ se frota las manos porque así es más fácil que su equipo Juan Pablo II permanezca en Primera aunque no sume puntos», comentó, sugiriendo que Lozano podría estar manipulando la situación a su favor.
La controversia no solo afecta a Lozano y Fossati, sino que también pone en tela de juicio la credibilidad de la FPF en su conjunto. La falta de acción por parte de otros miembros de la federación ante estas revelaciones ha sido objeto de críticas, y muchos se preguntan si hay un verdadero compromiso por parte de la FPF para limpiar su imagen y actuar en beneficio del fútbol peruano.
En medio de esta tormenta, la comunidad futbolística peruana se encuentra dividida. Algunos defienden a Lozano, argumentando que las filtraciones son parte de una campaña en su contra, mientras que otros exigen una investigación exhaustiva sobre las prácticas de la FPF y sus directivos. La presión sobre Lozano y Fossati aumenta, y la situación podría tener repercusiones significativas en el futuro del fútbol en Perú.
La revelación de estos chats ha abierto un debate sobre la ética en la gestión del fútbol y la necesidad de una mayor transparencia en las operaciones de la FPF. La comunidad futbolística espera que se tomen medidas adecuadas para abordar estas preocupaciones y restaurar la confianza en la organización que rige el deporte rey en el país.