La reciente imposición de aranceles recíprocos por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado una ola de incertidumbre en los mercados financieros globales. Esta política, considerada la más agresiva en más de un siglo, afecta a numerosos países, incluyendo a Perú, que se encuentra en una posición relativamente favorable en comparación con otras naciones. Sin embargo, la situación plantea interrogantes sobre el futuro de la economía peruana y su sector agroexportador.
La magnitud de los aranceles, que en algunos casos supera el 50%, ha sorprendido a muchos analistas. La reacción negativa de los mercados se debe a que las tasas impuestas fueron más altas de lo esperado, especialmente para países asiáticos que son clave en la cadena de suministro global. A pesar de esto, Latinoamérica, y en particular Perú, ha recibido un trato más benigno, con aranceles mínimos del 10%.
El sector agroexportador peruano, que incluye productos como uvas, arándanos y paltas, es uno de los más expuestos a estos cambios. Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones agrícolas peruanas, lo que genera preocupación sobre el impacto que los nuevos aranceles puedan tener en la competitividad del país. Sin embargo, expertos como Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, sugieren que el impacto no será tan severo como se temía inicialmente.
Una de las razones para este optimismo es la competitividad relativa de Perú en el sector agroexportador. A pesar de que algunos productos podrían enfrentar una mayor competencia de México, que tiene acceso preferencial al mercado estadounidense, Perú sigue siendo fuerte en la exportación de arándanos, un producto clave que no tiene un competidor directo en México. Esto sugiere que, aunque habrá un impacto negativo en los volúmenes demandados, la competitividad de Perú podría mantenerse en ciertos segmentos del mercado.
Además, la relación comercial entre Perú y Estados Unidos se ha visto favorecida por el Tratado de Libre Comercio, que ha permitido que el país andino se beneficie de aranceles más bajos en comparación con otros países. Esto podría ayudar a mitigar el impacto de los nuevos aranceles, aunque la incertidumbre sobre la demanda global sigue siendo un factor a considerar.
La situación en China también es relevante, ya que cualquier desaceleración en su economía podría repercutir en la demanda de productos peruanos. Se estima que por cada medio punto de desaceleración en el crecimiento de China, Perú podría experimentar una reducción de hasta dos décimas en su propio crecimiento. Esto subraya la interconexión de las economías globales y la vulnerabilidad de Perú ante cambios en el panorama internacional.
En cuanto a las proyecciones de crecimiento para Perú, se espera que la economía crezca un 2.8% en el corto plazo, aunque algunos analistas sugieren que este número podría ajustarse al alza si se mantienen las condiciones internas favorables. La estabilidad política y un proceso electoral sin sobresaltos podrían contribuir a una mayor confianza empresarial y, por ende, a un crecimiento más robusto.
Sin embargo, la incertidumbre generada por las políticas arancelarias de EE.UU. y su impacto en la economía global podría frenar la inversión y el crecimiento en el corto plazo. Las empresas peruanas, especialmente las del sector agroexportador, deberán adaptarse a un entorno cambiante y posiblemente más competitivo.
En resumen, aunque Perú se encuentra en una posición relativamente favorable frente a los nuevos aranceles de EE.UU., los desafíos que presenta la incertidumbre económica global y la dependencia del mercado estadounidense son factores que no se pueden ignorar. La capacidad del país para navegar estos cambios dependerá de su adaptabilidad y de la fortaleza de sus sectores productivos.