El gas natural ha emergido como un componente esencial en la matriz energética de Perú, gracias a su bajo costo y su menor impacto ambiental en comparación con otras fuentes de energía. Sin embargo, su masificación enfrenta serios desafíos que limitan su acceso a la población, especialmente en las regiones del país.
La demanda de gas natural en Perú es notablemente baja en el sector residencial, donde apenas representa el 5% del consumo total. La mayoría de los hogares aún dependen de fuentes de energía sólidas, como la leña, para la cocción de alimentos. Este fenómeno contrasta con países vecinos como Chile y Argentina, donde el gas natural se utiliza también para calefacción y agua caliente.
En el año 2022, el gas natural representó aproximadamente el 12% del consumo energético nacional, con una penetración desigual entre los diferentes sectores. En la industria, el uso de gas alcanza el 30%, mientras que en el transporte solo llega al 7%. Esta disparidad resalta la necesidad de un enfoque más integral para fomentar el uso del gas natural en todos los sectores, especialmente en el residencial.
Uno de los principales obstáculos para la masificación del gas natural es la falta de infraestructura adecuada. Las regiones del centro y sur del país carecen de las redes de distribución necesarias para llevar este recurso a los hogares. Además, la geografía accidentada de estas áreas hace que el transporte de gas por ductos sea costoso y poco rentable. Esto ha llevado a que las concesiones se concentren en zonas costeras, como Lima y Callao, donde la demanda industrial es más alta.
El desarrollo del mercado del gas natural también se ve afectado por la incertidumbre en la regulación tarifaria. El modelo tarifario administrado por Osinergmin, el organismo regulador, ha sido criticado por priorizar la reducción de tarifas a expensas de la inversión necesaria para expandir la cobertura y mejorar la calidad del suministro. Esta situación ha llevado a que algunos concesionarios, como Gases del Norte, consideren iniciar arbitrajes contra el Estado debido a diferencias regulatorias.
Para abordar estos desafíos, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) ha señalado que 2025 será un año clave para el sector de hidrocarburos y la masificación del gas natural. Se están considerando alternativas como la extensión de la red de gasoductos hacia el Nodo Eléctrico en el sur, lo que podría aumentar la provisión de gas y reducir los costos de electricidad a nivel nacional. Además, el uso de camiones cisterna y redes de distribución en ciudades principales podría facilitar el acceso al gas en regiones como Cusco, Junín y Ucayali, a un costo significativamente menor que el Gasoducto del Sur.
La masificación del gas natural no solo es crucial para mejorar el acceso a una fuente de energía más limpia y económica, sino que también es un paso importante hacia una transición energética más sostenible en Perú. Sin embargo, para que esto suceda, es fundamental que el Estado establezca reglas claras y promueva la inversión privada en el sector. Solo así se podrá garantizar un suministro adecuado y accesible de gas natural para todos los peruanos, contribuyendo a un desarrollo energético más equitativo y eficiente.