La selección peruana de fútbol se encuentra en un momento crítico en su camino hacia las Eliminatorias 2026. Con el reciente nombramiento de Óscar Ibáñez como director técnico interino, el equipo busca revertir su situación actual en la tabla, donde ocupa el último lugar. A medida que se acercan los partidos contra Bolivia y Venezuela, la presión aumenta y los desafíos se hacen evidentes.
El pasado 9 de marzo, se dio a conocer la lista de convocados para los partidos de las fechas 13 y 14 de las Eliminatorias Sudamericanas. La expectativa es alta, especialmente por el debut de Ibáñez al mando de la ‘bicolor’. Sin embargo, el entrenador de 57 años ha señalado un problema significativo que podría afectar el rendimiento del equipo: la falta de tiempo para preparar al plantel completo antes de los cruciales encuentros.
En una conferencia de prensa celebrada en la Videna, Ibáñez expresó su preocupación por el escaso tiempo que tendrá para trabajar con todos los jugadores. La mayoría de ellos se incorporarán en diferentes días, y el grupo completo solo podrá entrenar junto el 18 de marzo, apenas dos días antes del primer partido contra Bolivia en el Estadio Nacional. «Es muy poco tiempo para tener a todo el grupo. Hay que aprovechar al máximo esos días», comentó el técnico, quien es consciente de que esta situación no es exclusiva de su selección, sino que afecta a muchas otras en el continente.
La convocatoria incluye a jóvenes talentos como Kenji Cabrera y Catriel Cabellos, quienes han demostrado su potencial en sus respectivos clubes. Ibáñez ha manifestado que todos los convocados tienen la capacidad de jugar en cualquier momento, y que el fútbol es un deporte de momentos que deben ser aprovechados. Sin embargo, la falta de cohesión y tiempo de trabajo conjunto podría ser un obstáculo para implementar su estilo de juego.
A pesar de estos desafíos, Ibáñez ha tomado medidas proactivas para mitigar el impacto de esta situación. Ha mantenido comunicación con varios futbolistas para explicarles su visión y lo que espera de ellos en el campo. Esto es crucial, ya que la adaptación a un nuevo estilo de juego puede ser complicada, especialmente con un tiempo de preparación tan limitado.
El partido contra Bolivia está programado para el 20 de marzo, seguido por el encuentro contra Venezuela en Maturín el 25 de marzo. La meta del equipo es conseguir los seis puntos en disputa para salir del último lugar de la tabla. La presión es alta, no solo por la posición en la que se encuentran, sino también por las expectativas de los aficionados y la historia reciente del equipo, que ha tenido un desempeño irregular en las eliminatorias.
Óscar Ibáñez no es un desconocido para la selección peruana. Su trayectoria incluye roles significativos como jugador y preparador de arqueros. Después de retirarse en 2009, ha trabajado en el cuerpo técnico de varias selecciones, incluyendo el exitoso periodo de Ricardo Gareca. Su experiencia es un activo valioso, pero la transición a un rol de director técnico presenta sus propios retos.
La historia reciente de la selección peruana ha estado marcada por la búsqueda de un estilo de juego que les permita competir al más alto nivel. Con Ibáñez al mando, se espera que el equipo regrese a una formación con cuatro defensas, lo que podría ofrecer una mayor solidez defensiva. Sin embargo, la efectividad de esta estrategia dependerá de la capacidad del equipo para adaptarse rápidamente a las instrucciones del nuevo entrenador.
El contexto de las Eliminatorias Sudamericanas es complejo, con equipos que también luchan por asegurar su lugar en el Mundial. La competencia es feroz y cada punto cuenta. La selección peruana, con su rica historia futbolística, se enfrenta a la necesidad de reinventarse y encontrar una forma de salir de la crisis actual.
La próxima semana será crucial para el equipo, no solo por los partidos que se avecinan, sino también por la oportunidad de establecer una nueva dirección bajo la guía de Óscar Ibáñez. La afición espera que el equipo pueda superar las adversidades y comenzar a escalar posiciones en la tabla, reafirmando su lugar en el fútbol sudamericano.