La reciente derrota de la Selección Peruana ante Venezuela en el Estadio Monumental de Maturín ha dejado un sabor amargo en los aficionados y en el cuerpo técnico. El encuentro, que culminó con un 1-0 a favor de la Vinotinto, estuvo marcado por decisiones arbitrales controvertidas que han generado un intenso debate en el país.
La actuación del árbitro chileno Cristian Garay fue objeto de críticas, especialmente por no revisar en el VAR algunas jugadas que podrían haber cambiado el rumbo del partido. Óscar Ibáñez, entrenador de la selección, expresó su descontento al respecto, señalando que el árbitro debió revisar las acciones que generaron dudas, como el gol anulado a Bryan Reyna y el penal que derivó en el gol de Salomón Rondón.
Durante la conferencia de prensa posterior al partido, Ibáñez comentó: “El segundo tiempo se jugó en campo rival. Ellos tuvieron unas situaciones dudosas, por lo menos para revisarlas”. Esta declaración refleja la frustración del cuerpo técnico, que siente que el desempeño del árbitro pudo haber influido en el resultado final.
A pesar de la derrota, Ibáñez destacó el esfuerzo de sus jugadores, quienes, según él, mostraron una gran entrega en el campo. “Estoy súper orgulloso del esfuerzo y el partido que hicieron los muchachos. Hay que seguir peleando”, afirmó. Este tipo de declaraciones son importantes para mantener la moral del equipo alta, especialmente en un momento crítico del proceso clasificatorio para el Mundial 2026.
El partido en sí fue una batalla táctica, donde ambas selecciones tuvieron sus oportunidades. Perú generó algunas situaciones de peligro, pero no logró concretar. El gol anulado a Reyna fue una de las jugadas más discutidas, ya que muchos consideran que la decisión del árbitro fue errónea. Ibáñez mencionó que el equipo tuvo un buen desempeño en términos de generación de juego, pero que les faltó claridad en los momentos decisivos.
Por otro lado, Paolo Guerrero, capitán del equipo, no se guardó sus opiniones y criticó abiertamente la actuación del árbitro. Su declaración de que “no nos pueden poner terna chilena” refleja la frustración de los jugadores, quienes sienten que las decisiones arbitrales han sido desfavorables en momentos clave. Guerrero es conocido por su carácter fuerte y su disposición a hablar sin filtros, lo que puede ser un arma de doble filo en términos de relaciones con los árbitros y la FIFA.
La situación de Perú en las Eliminatorias se complica, ya que se encuentra a cinco puntos de la zona de repechaje. Con solo cuatro partidos restantes, la presión aumenta y cada encuentro se vuelve crucial. La próxima cita será en junio, cuando Perú visite a Colombia y reciba a Ecuador, dos partidos que podrían definir el futuro del equipo en la competencia.
El análisis del partido también revela que, aunque Perú tuvo el control del juego en ciertos momentos, la falta de efectividad en el ataque y la incapacidad para convertir las oportunidades en goles han sido problemas recurrentes. Ibáñez reconoció que el equipo no tuvo mano a mano en la segunda mitad, lo que evidencia la necesidad de mejorar en la finalización.
Además, el contexto de la derrota ante Venezuela es aún más complicado, ya que el equipo debe lidiar con la presión externa y las expectativas de los aficionados. La afición peruana es apasionada y espera resultados positivos, lo que puede generar un ambiente tenso para los jugadores y el cuerpo técnico.
En resumen, la derrota ante Venezuela ha dejado muchas preguntas sin respuesta y ha puesto de manifiesto la necesidad de una revisión profunda del rendimiento del equipo y de las decisiones arbitrales. Con el próximo partido a la vista, el cuerpo técnico y los jugadores deberán trabajar arduamente para corregir los errores y volver a la senda del triunfo en las Eliminatorias. La situación es delicada, pero el compromiso y la entrega del equipo son elementos clave para enfrentar los desafíos que se avecinan.