La economía peruana ha mostrado señales de recuperación, con proyecciones de crecimiento que superan el 3% para este año, dejando atrás la caída del 0,6% en 2023. Sin embargo, la inversión privada, un componente crucial para el crecimiento sostenido del Producto Bruto Interno (PBI), continúa enfrentando desafíos que limitan su expansión. Según el Banco Central de Reserva (BCR), se espera que la inversión privada crezca un 2,3% en 2024 y un 4,1% en 2025, cifras que, aunque positivas, aún se encuentran lejos de los niveles alcanzados durante el periodo de mayor auge económico en Perú entre 2002 y 2012.
El crecimiento de la inversión privada durante esa década fue notable, alcanzando un promedio anual de 12,5%. Sin embargo, en la última década, este crecimiento ha sido modesto, con una tasa promedio de solo 1,6%. Este estancamiento ha tenido un impacto directo en el desempeño del PBI, que ha crecido a un promedio de 2,6% en los últimos 11 años, muy por debajo del 5% necesario para reducir la pobreza y generar empleo de calidad.
Uno de los indicadores que refleja la pérdida de protagonismo de la inversión privada es su participación en el PBI. Se estima que en 2024, la inversión privada alcanzará el 19% del PBI, una cifra aún distante del 22,9% registrado en 2013. En contraste, la inversión pública, que se prevé que crezca un 15%, representará solo un 5,4% del PBI. Esta situación plantea interrogantes sobre la capacidad del país para atraer inversiones que impulsen el crecimiento económico.
Factores como la inseguridad, tanto a nivel personal como jurídico, han sido identificados como obstáculos significativos para la inversión. Luis Miguel Castilla, exministro de Economía, señala que la inestabilidad política, la rotación de autoridades y la agenda populista del Congreso han contribuido a un ambiente poco propicio para los inversores. Además, los altos costos y la conflictividad en la obtención de permisos para proyectos han dificultado el avance de la inversión.
Por otro lado, Gonzalo Manrique, economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE), sugiere que la inversión privada podría crecer un 3,6% en 2025, impulsada por el inicio de proyectos mineros y de infraestructura. Sin embargo, advierte que la incertidumbre política podría llevar a una contracción del 1,3% en 2026. Entre los proyectos mineros que están listos para iniciar se encuentran la Reposición de Antamina, Tía María, Pampa del Pongo, Zafranal y Corani, que en conjunto suman aproximadamente 6 mil millones de dólares.
La correlación entre la inversión y los precios de los metales también ha cambiado en los últimos años. Mientras que en el pasado un aumento en los precios del oro y cobre impulsaba la inversión, desde 2014 esta relación se ha debilitado. La minería, que históricamente ha sido un motor de crecimiento para la economía peruana, enfrenta desafíos que limitan su capacidad para generar empleo y aumentar los ingresos del Estado.
En resumen, aunque las proyecciones para la inversión privada en Perú son optimistas, el camino hacia un crecimiento sostenido está lleno de desafíos. La recuperación de la inversión dependerá de la capacidad del gobierno para crear un entorno más estable y seguro para los inversores, así como de la implementación de políticas que fomenten la inversión en sectores clave como la minería y la infraestructura. La atención a estos factores será crucial para que Perú logre un crecimiento económico robusto y sostenible en los próximos años.