Saudi Aramco, la gigante petrolera de Arabia Saudita, ha cerrado la compra de Primax, una destacada compañía peruana de comercialización y distribución de combustibles, por un monto de 3,500 millones de dólares. Esta transacción se perfila como una de las más significativas en el sector en los últimos años, marcando un hito en la expansión internacional de Aramco.
Primax, que forma parte del Grupo Romero, ha estado operando en el mercado desde 2002 y ha crecido hasta convertirse en la segunda red más grande de estaciones de servicio en Hispanoamérica. La adquisición incluye no solo la red de más de 2,100 estaciones de combustible en Perú, Ecuador y Colombia, sino también su marca de tiendas de conveniencia, Listo, que cuenta con 180 locales en Ecuador y Perú.
Esta compra se enmarca dentro de la estrategia de expansión de Saudi Aramco, que busca diversificar sus operaciones más allá de la producción de petróleo. En 2024, la compañía ya había completado la adquisición del 100% de la participación accionaria de Esmax, una minorista chilena que opera estaciones de servicio y terminales de distribución de combustible.
La presencia de Aramco en Perú no es nueva. La empresa ya contaba con una participación del 49% en MidOcean, una firma que ha realizado inversiones significativas en el país, incluyendo financiamiento para la adquisición de participaciones adicionales en Perú LNG. Esta nueva adquisición refuerza su compromiso con el mercado peruano y su intención de consolidar su posición en la región.
El impacto de esta compra podría ser considerable, no solo para Aramco, sino también para el mercado local. La integración de Primax en la estructura de Aramco podría traer consigo mejoras en la eficiencia operativa y en la calidad del servicio, así como una mayor inversión en infraestructura y tecnología. Además, se espera que la presencia de un jugador tan grande como Aramco en el mercado peruano genere una mayor competencia, lo que podría beneficiar a los consumidores a través de precios más competitivos y mejores servicios.
Sin embargo, la adquisición también plantea interrogantes sobre el futuro de Primax y su capacidad para mantener su identidad y operaciones bajo el nuevo propietario. La historia de adquisiciones en el sector energético ha mostrado que, a menudo, las empresas adquiridas enfrentan desafíos en la integración cultural y operativa con sus nuevos dueños.
En el contexto de la economía peruana, esta transacción se produce en un momento en que el país busca atraer inversiones extranjeras para impulsar su crecimiento. La llegada de Saudi Aramco podría ser vista como un voto de confianza en el potencial del mercado peruano, lo que podría incentivar a otras empresas a considerar inversiones en el país.
A medida que se desarrollan los detalles de esta adquisición, será crucial observar cómo se llevará a cabo la transición y qué estrategias implementará Aramco para maximizar el valor de Primax. Los próximos meses serán decisivos para determinar el impacto real de esta compra en el mercado de combustibles en Perú y en la economía en general.