La Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la Universidad Federal de Río de Janeiro, ha llevado a cabo un estudio innovador que cartografía las áreas más vulnerables al calor extremo en Granada y su entorno metropolitano. Este análisis se centra en cómo la distribución de espacios verdes puede ser una herramienta clave para mitigar el efecto de isla de calor urbano (UHI, por sus siglas en inglés). En un contexto donde las ciudades enfrentan cada vez más desafíos debido al cambio climático, entender estas dinámicas es esencial para desarrollar estrategias de adaptación y mitigación efectivas.
Investigación y Metodología
El estudio se basa en el modelo InVEST (Integrative Valuation of Ecosystem Services and Tradeoffs), una herramienta de código abierto que permite cartografiar y valorar los servicios ecosistémicos. Los investigadores integraron datos biofísicos y sociales de alta resolución provenientes de diversas fuentes, como REDIAM, SIPNA, PNOA, GEE, IECA e INE. A partir de imágenes satelitales y datos climáticos existentes, se obtuvieron variables clave como la temperatura de la superficie terrestre y del aire, la evapotranspiración, y la cobertura de vegetación y edificaciones. Esto permitió realizar simulaciones precisas sobre la exposición al calor urbano y identificar los puntos críticos más afectados en la ciudad.
Análisis de la Vulnerabilidad Social
Además de la cartografía del calor, el estudio también aborda la vulnerabilidad social. Los investigadores analizaron indicadores demográficos de estadísticas oficiales, como el número de centros médicos, los ingresos familiares, la proporción de personas mayores de 65 años, y la densidad poblacional. Esta información se combinó en un índice de vulnerabilidad social, que se contrastó con el índice de exposición térmica. Como resultado, se identificaron áreas prioritarias donde coinciden altos niveles de riesgo climático y vulnerabilidad social.
Zonas Prioritarias para la Mitigación
El estudio señala cuatro zonas prioritarias para desarrollar estrategias de mitigación del calor: tres dentro de la ciudad de Granada (zonas sur, norte y centro) y una en el área metropolitana (norte de Armilla). Los resultados indican que los sectores urbanos con más del 35% de superficie cubierta por vegetación y jardines mayores de 200 m² experimentan una reducción significativa de las temperaturas. En áreas densamente pobladas, donde la creación de grandes zonas verdes no es factible, se propone la conexión de infraestructuras verdes más pequeñas para maximizar su efecto refrescante.
Investigación en Especies Arbóreas
El equipo investigador está actualmente analizando la efectividad de diversas especies arbóreas para atenuar las temperaturas extremas. El objetivo es identificar aquellas que pueden generar un microclima más favorable y priorizar su uso en el diseño de espacios verdes urbanos. Este enfoque no solo busca mitigar el efecto isla de calor, sino también mejorar la calidad del aire y fomentar la biodiversidad en entornos urbanos.
Proyecto BIOCITREES
El proyecto BIOCITREES, liderado por la investigadora Nuria Pistón y el catedrático Regino Zamora, se centra en estudiar la capacidad de los árboles para filtrar contaminantes atmosféricos y fomentar la biodiversidad. Los resultados de este proyecto proporcionarán guías de actuación basadas en criterios ecológicos y sociales, dirigidas a los responsables de políticas urbanas. Esto permitirá el diseño de infraestructuras verdes más eficientes y equitativas, contribuyendo así a un entorno urbano más saludable y sostenible.
Implicaciones para la Planificación Urbana
La investigación subraya la necesidad de una planificación urbana estratégica que integre la infraestructura verde como un componente esencial para la adaptación al cambio climático. Las políticas urbanas deben considerar no solo la creación de nuevos espacios verdes, sino también la mejora y conexión de los existentes para maximizar su impacto en la reducción de temperaturas y mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
En resumen, el estudio de la UGR representa un paso significativo hacia la comprensión de cómo las ciudades pueden adaptarse a los desafíos del cambio climático. Al identificar áreas vulnerables y proponer soluciones basadas en la naturaleza, se abre la puerta a un futuro más sostenible y resiliente para Granada y otras ciudades que enfrentan problemas similares.